lunes, 28 de noviembre de 2011

24 horas antes

Vibra el móvil por un sms con su nombre:

Mañana te voy a tratar como una puta

Aún quedan 24 horas. Demasiado tiempo.

Sí... sí... ajá...


En un oscuro bar cutre de Madrid, 

uno me habla y habla y habla, 
mientras por detrás él me toca el culo disimuladamente y logra que no consiga enterarme de nada más. 

- Sí… sí… ajá…, balbuceo perdida ante mi interlocutor, mirándole fijamente para que siga hablando sin darse cuenta de que para mis neuronas sólo existe esa mano, que me obliga a restregar mi culo contra ella y a estirarme para dejarla avanzar; hasta que se retira bruscamente, sin piedad, dejándome un volcán en erupción entre las piernas.

Ejército enemigo


En Ejército enemigo, de Alberto Olmos, hay un personaje mítico: Santiago. Un publicista mediocre, solitario, con alma de meticuloso agente de la Stasi, incapaz de respetar intimidad alguna, cínico, fisgón, voyeur... y con una blue cock exhibida todas las noches en Chatchinko, un site porno tipo ChatRoulette site porno al que se engancha (y quién no).

Ya sólo por el prota y las anotaciones diarias en sus cuadernos lacónicos (en los que apunta cuántos polvos echa y si se corre en el coño o en el culo de Rosa, su subordinada) la novela me parece grandísima. Pero además, la mirada lacerante al negocio de la solidaridad, y de forma premonitoria al 15-M, me revolvió el estómago mientras no dejaba de asentir.

Menos manis. Más guerrillas (y comunas).

Visión fugaz

No me esperaba una polla así de grande. Ni tan preciosa.
Había cerrado la puerta. Bumbumbumbumbum. Me cogió la mano, me la puso encima y fue al agarrársela cuando me di cuenta. Se me abrieron los ojos como platos y sonreí como una imbécil. Y seguí sonriendo cuando se la guardó y desapareció, con una mirada cómplice como toda despedida.

No logré dar pie con bola el resto de la noche. Ni pensar en otra cosa.
Quiero más.

Dedicado a todos los que hablan de amor cuando quieren decir sexo

.


Entrando en la vida bonaerense gracias a Sara B.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Y de postre, la bella Eva

.
Llegaron a casa. Cenamos vichysoisse, berberechos y rape alangostado.
Y de postre, la bella Eva, compartida por el suelo de nuestra terraza de Chamberí entre fríos sorbos de gintonic.


Volví a verla después
y reaparecieron
los perturbadores mordiscos en el cuello que seguían visibles al día siguiente, nuestras lenguas enredadas por el rabo del pirata, la ligera punzada de celos al verle penetrándola… pero, más que nada, el sutil cosquilleo de su melena rizada entre mis muslos, la suavidad de su piel, el calor intenso de su coño, su olor, su sabor… y todo aquello que una noche más me di cuenta de que no pueden darnos los hombres.


La foto, robada a D.

martes, 15 de noviembre de 2011

Lúbrica espera

Parpadea el chat con su nombre.
-...
-Quiero enseñarte mi polla.
-Y yo comérmela.
-....

Mmmmmmmmmmmm.
Algún día.

Placeres mínimos XIV

Entrar en la escuelita de Kim y ver cómo en su cara se dibuja una sonrisa gigante cuando me reconoce, un par de segundos antes de salir corriendo y lanzarse a mis brazos.